Los monitores de estudio son uno de los elementos más importantes en cualquier estudio de grabación. Su función es ofrecer una representación precisa y sin coloración del sonido, lo que permite a los ingenieros y productores tomar buenas decisiones durante la mezcla y masterización.
A diferencia de los altavoces de consumo, que suelen estar diseñados para realzar ciertas frecuencias (como los graves o agudos), los monitores de estudio están hechos para ser lo más planos y precisos posible.
Factores a considerar al elegir los monitores
Respuesta de frecuencia
La respuesta de frecuencia se refiere al rango de frecuencias que los monitores pueden reproducir de manera precisa. Es fundamental elegir monitores con una respuesta de frecuencia plana para evitar realces o atenuaciones no deseados en ciertas bandas de frecuencia.
Para la producción de audio general, un rango de frecuencias entre 40 Hz y 20 kHz será suficiente. Sin embargo, si trabajas con géneros que requieren un monitoreo más detallado de los graves (como la música electrónica o hip-hop), podría ser necesario elegir monitores con un rango más bajo.
Tamaño del driver (altavoz)
El tamaño del driver afecta la capacidad del monitor para reproducir frecuencias bajas y su nivel de salida general.
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Drivers pequeños (5-6 pulgadas): Son adecuados para estudios pequeños o habitaciones con espacio limitado. Son capaces de producir frecuencias bajas razonables, pero pueden carecer de profundidad en los graves.
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Drivers grandes (7-8 pulgadas o más): Ideales para estudios más grandes o cuando se requiere una mejor reproducción de los graves. Los monitores con drivers grandes pueden manejar volúmenes más altos y producir frecuencias graves más precisas sin distorsión.
Campo cercano vs. campo medio
Los monitores se clasifican en dos tipos principales según su uso:
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Monitores de campo cercano: Están diseñados para escucharse a corta distancia (generalmente entre 1 y 2 metros). Son ideales para estudios pequeños y se colocan sobre la mesa de trabajo o en soportes cerca del punto de escucha. Estos monitores no se ven tan afectados por la acústica de la sala.
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Monitores de campo medio: Se colocan a una mayor distancia (a unos 3 metros del punto de escucha). Son comunes en estudios más grandes y proporcionan una mayor cobertura sonora, pero requieren una sala bien tratada acústicamente para evitar que las reflexiones afecten la precisión del sonido.
Amplificación activa o pasiva
Los monitores pueden ser activos o pasivos, y es importante entender la diferencia al seleccionar los adecuados para tu estudio.
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Monitores activos: Cuentan con amplificadores integrados, lo que significa que no necesitas un amplificador externo. Son más comunes en estudios modernos y ofrecen la ventaja de que el amplificador está optimizado para los altavoces.
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Monitores pasivos: Requieren un amplificador externo. Si bien esto permite mayor flexibilidad en la elección de amplificadores, generalmente se consideran menos convenientes para estudios más pequeños o home studios.
Número de vías
El número de vías en un altavoz se refiere a cuántos tipos de drivers se encargan de diferentes rangos de frecuencia. Los monitores de 2 vías y de 3 vías son los más comunes.
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Monitores de 2 vías: Estos monitores tienen dos drivers: un tweeter para las frecuencias altas y un woofer para las frecuencias medias y bajas. Son adecuados para la mayoría de los estudios y proporcionan un balance sólido entre calidad de sonido y costo. Sin embargo, pueden no ofrecer la misma claridad en las frecuencias medias y bajas que un sistema de 3 vías.
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Monitores de 3 vías: Tienen tres drivers: un tweeter, un woofer, y un driver de medios, lo que permite que cada rango de frecuencia sea reproducido con mayor precisión. Esto resulta en una separación más clara entre graves, medios y agudos, lo que es ideal para producciones de audio más exigentes, aunque suelen ser más caros y requieren un espacio de escucha mejor tratado.
Presupuesto
El presupuesto es un factor importante en la elección de los monitores de estudio. Hay opciones de alta calidad a diferentes rangos de precios, pero es importante no comprometer la precisión del sonido por ahorrar dinero.
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Monitores de gama baja (Hasta $500 el par): Ideales para principiantes o estudios caseros, ofrecen un buen rendimiento pero pueden carecer de precisión en las frecuencias más bajas o en el detalle.
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Monitores de Gama Media ($500 - $2000 el par): Ofrecen una mejor respuesta de frecuencia, mayor precisión y suelen ser adecuados para estudios profesionales o semiprofesionales.
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Monitores de Gama Alta (Más de $2000 el par): Proporcionan una precisión excepcional en todo el espectro de frecuencias y están diseñados para estudios de alto nivel, donde la calidad del sonido es la máxima prioridad.
Colocación de los monitores de estudio
Una vez que hayas elegido los monitores adecuados, es crucial colocarlos correctamente para aprovechar todo su potencial. Una colocación incorrecta puede provocar percepciones erróneas de nuestras señales, además de resonancias y reflexiones indeseadas.
1. Posición en la sala
El primer paso será determinar contra qué pared deben colocarse los monitores. Deberá buscarse la superficie en la que los monitores den una respuesta más plana, con bajos más homogéneos.
También habrá que buscar la mayor simetría posible entre los monitores y el recinto, para evitar que estos tengan diferente respuesta de frecuencias y puedan generar problemas, como el conocido filtro peine.
2. Formación del triángulo equilátero
Los monitores de estudio deben colocarse de manera que formen un triángulo equilátero con la posición de escucha. Esto significa que la distancia entre los monitores debe ser igual a la distancia entre cada monitor y el punto de escucha. El punto de escucha es a menudo conocido como el "punto dulce".
Si los monitores están demasiado juntos o demasiado separados, la imagen estéreo puede ser desequilibrada o difusa. Un poco más de un metro (aprox. 1,20m) es la distancia ideal para la mayoría de monitores de campo cercano.
3. Ángulo de los monitores
Cada monitor debe estar orientado hacia el punto de escucha, inclinado ligeramente hacia adentro para que las frecuencias altas, que son más direccionales, lleguen directamente a los oídos. El ángulo adecuado suele ser de unos 30 grados hacia el punto de escucha.
4. Altura de los monitores
La altura de los monitores es fundamental. El driver de agudos (tweeter) debe estar a la altura de los oídos cuando te sientes en la posición de escucha. Esto asegura que las frecuencias altas, que son más difíciles de percibir fuera del eje de emisión, se escuchen claramente.
Si los monitores están demasiado altos o bajos, el sonido percibido puede perder claridad o precisión en las frecuencias altas y medias.
5. Distancia de la pared
Los monitores no deben estar demasiado cerca de las paredes traseras o laterales, ya que esto puede causar reflexiones indeseadas y exagerar los graves. Idealmente, los monitores deben estar a al menos 20 cm de cualquier pared. Para monitores más grandes, puede ser necesario mayor espacio para permitir una mejor dispersión del sonido.
Si el espacio es limitado y no puedes evitar colocar los monitores cerca de la pared, muchos modelos de monitores activos tienen controles de ecualización que te permiten ajustar la respuesta de los graves para compensar la proximidad de la pared.
6. Soportes y desacoplamiento
Es recomendable colocar los monitores en soportes específicos o utilizar pads de desacoplamiento, que ayudan a aislar los monitores de las superficies y evitan que las vibraciones se transmitan a la mesa o al suelo. Esto ayuda a obtener una reproducción más precisa, especialmente en las frecuencias bajas.
Después de entender la importancia de los monitores de estudio para una escucha precisa, es momento de abordar el tratamiento acústico. Este paso es fundamental para crear un entorno controlado que minimice las interferencias sonoras y maximice la calidad auditiva, permitiendo que los monitores funcionen a su máximo potencial.