Los modos propios, también llamados modos normales de vibración, son patrones específicos en los que un sistema vibrante oscila cuando se le excita a ciertas frecuencias características. Estos modos dependen de las condiciones de contorno del sistema, su geometría y sus propiedades físicas.
¿Qué son los modos propios?
Los modos propios son configuraciones estables de vibración en las que un sistema oscila sin cambiar su forma, solo variando su amplitud. Cada modo propio está asociado a una frecuencia propia o frecuencia natural del sistema.
Un sistema vibrante puede tener múltiples modos propios, los cuales se identifican con números enteros (n = 1, 2, 3...), donde cada número representa un estado de vibración con una forma característica.
Relación entre ondas estacionarias y modos propios
La relación entre ambos conceptos se puede entender de la siguiente manera: una onda estacionaria es un fenómeno que puede ocurrir en distintos sistemas cuando dos ondas se superponen en direcciones opuestas, generando patrones de vibración con nodos y antinodos. Sin embargo, un sistema físico (como una cuerda, una membrana o una columna de aire) solo puede vibrar de ciertas maneras específicas dependiendo de sus propiedades físicas.
Cuando un sistema vibra de forma natural sin que actúe una fuerza externa cambiante, lo hace en una de sus frecuencias de resonancia, y en ese caso, la onda estacionaria resultante corresponde a uno de sus modos propios. Es decir, los modos propios son las formas particulares en las que un sistema puede sostener ondas estacionarias de manera estable, cada una con una frecuencia característica.

Por ejemplo, en una cuerda fija por ambos extremos, la onda estacionaria se forma debido a la interferencia de las ondas reflejadas. Los modos propios de la cuerda corresponden a sus diferentes formas de vibración, como el modo fundamental (un solo antinodo en el centro) o los armónicos superiores, que presentan un mayor número de nodos y antinodos.
Características de los modos propios
Frecuencia propia
Cada modo de vibración tiene una frecuencia específica en la que el sistema puede oscilar de manera estable. En estas frecuencias, la vibración se mantiene sin disiparse rápidamente, ya que el sistema resuena de manera natural en esos valores.
Ejemplo: En una cuerda de guitarra, cada nota corresponde a una frecuencia propia de vibración determinada por la tensión, la longitud y la densidad de la cuerda.
Distribución de energía
En cada modo de vibración, la energía se distribuye de manera característica a lo largo del sistema. Dependiendo del modo, ciertas regiones pueden concentrar más energía vibratoria, mientras que otras permanecen más estáticas.
Ejemplo: En una sala de conciertos, la acústica del espacio genera ciertos modos propios que influyen en cómo se distribuye el sonido en diferentes puntos de la sala.
Dependencia de la geometría
La forma del sistema define los modos posibles. Diferentes estructuras como cuerdas, membranas y cavidades presentan distintos patrones de vibración en función de su tamaño, forma y límites físicos.
Ejemplo: En un tambor, la forma circular de la membrana determina los modos de vibración que pueden producir distintos tonos y patrones de onda.
Presencia de nodos y antinodos
Al igual que en las ondas estacionarias, los modos propios presentan zonas de vibración nula llamadas nodos, donde no hay movimiento, y zonas de vibración máxima llamadas antinodos, donde la amplitud es mayor.

Ejemplo: En un tubo de órgano cerrado por un extremo, se generan modos propios con un nodo en el extremo cerrado y un antinodo en la abertura, lo que define las frecuencias de resonancia del instrumento.
Modos propios en espacios cerrados
En salas, auditorios y estudios de grabación, los modos propios determinan cómo se propaga el sonido dentro del espacio. Un mal diseño acústico puede generar modos de sala no deseados, provocando resonancias que afectan la calidad del sonido, generando zonas donde ciertas frecuencias se amplifican en exceso o se atenúan drásticamente.
En un espacio cerrado, los modos de vibración del sonido se clasifican en tres categorías principales según las superficies que reflejan las ondas sonoras:
Modos axiales
Los modos axiales se generan cuando el sonido se refleja entre dos superficies paralelas, como paredes opuestas o el suelo y el techo. Son los modos más intensos y tienen un impacto significativo en la respuesta de frecuencia de la sala, provocando acumulaciones de energía en ciertas frecuencias.
Un ejemplo claro es el refuerzo de los sonidos graves en una habitación rectangular cuando rebotan entre dos paredes opuestas.

Modos tangenciales
Los modos tangenciales aparecen cuando el sonido se refleja entre cuatro superficies, como dos pares de paredes perpendiculares. Aunque su energía es menor que la de los modos axiales, siguen influyendo en la percepción del sonido, generando coloraciones acústicas que pueden modificar la claridad del audio en un espacio.
Un caso común ocurre en salas de conciertos, donde las reflexiones entre las paredes laterales y el suelo o el techo pueden afectar la uniformidad del sonido.

Modos oblicuos
Los modos oblicuos son aquellos en los que las ondas sonoras se reflejan en las seis superficies de un recinto, incluyendo paredes, suelo y techo. Al distribuirse en múltiples direcciones, su energía es menor y su impacto en la acústica es más sutil. Sin embargo, en espacios grandes, pueden influir en la difusión del sonido, generando ciertas irregularidades en la percepción auditiva.
Un ejemplo de esto se da en habitaciones con formas irregulares, donde las ondas viajan en múltiples direcciones debido a la disposición de las superficies no paralelas.
Cálculo de las frecuencias de los modos propios
En una sala de forma rectangular, las frecuencias de los modos propios se pueden calcular con la siguiente fórmula:
\( f_{m,n,p} = \frac{v}{2 \sqrt{\left(\frac{m}{L_x}\right)^2 + \left(\frac{n}{L_y}\right)^2 + \left(\frac{p}{L_z}\right)^2}} \)
- \( f_{m,n,p} \) es la frecuencia del modo propio.
- \( v \) es la velocidad del sonido en el aire (~343 m/s a temperatura ambiente).
- \( L_x, L_y, L_z \) son las dimensiones de la sala en metros.
- \( m, n, p \) son números enteros positivos que indican el orden del modo en cada dirección.
Tras analizar los modos propios y cómo las frecuencias resonantes afectan la acústica de un espacio, es momento de adentrarnos en el concepto de campo sonoro. Este término describe la distribución y propagación del sonido en un espacio, considerando cómo los diferentes factores acústicos, incluidos los modos propios, influyen en la experiencia auditiva global.