La absorción acústica es el fenómeno por el cual una onda sonora pierde parte de su energía al interactuar con una superficie o material, convirtiéndose en calor en lugar de reflejarse. Este proceso es fundamental en el diseño acústico de espacios, ya que ayuda a reducir la reverberación, mejorar la inteligibilidad del habla y controlar el ruido no deseado.
¿Qué es la absorción acústica?
¿Qué es la absorción acústica?
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Reflexión: Una parte del sonido rebota en la superficie y sigue propagándose en el mismo medio.
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Transmisión: Otra parte atraviesa el material y se propaga al otro lado.
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Absorción: La energía de la onda es disipada dentro del material, generalmente transformándose en calor debido a la fricción molecular.
El grado de absorción de un material se mide con el coeficiente de absorción acústica (𝛼), que varía entre 0 (sin absorción) y 1 (absorción total).
Factores que afectan la absorción acústica
Tipo de material
Diferentes materiales tienen diferentes capacidades de absorción acústica:
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Materiales porosos (espumas acústicas, lana de roca): Altamente absorbentes, especialmente en frecuencias medias y altas.
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Materiales rígidos y lisos (vidrio, metal): Poco absorbentes, reflejan la mayor parte del sonido.
Grosor del material
El grosor de un material influye en la cantidad y el tipo de energía sonora que puede absorber. Esto se debe a que las ondas sonoras interactúan de manera diferente según su longitud de onda y la profundidad del material absorbente.
Las ondas de baja frecuencia tienen longitudes de onda largas (por ejemplo, una onda de 100 Hz tiene una longitud de onda de aproximadamente 3.4 metros en el aire). Para absorber estas frecuencias de manera efectiva, el material necesita ser lo suficientemente grueso como para permitir que la onda penetre y pierda energía en su estructura interna. Por eso, materiales como paneles de espuma gruesos, lana mineral densa o trampas de graves son efectivos en estas frecuencias.
Las ondas de alta frecuencia tienen longitudes de onda más cortas (por ejemplo, una onda de 5 kHz tiene una longitud de onda de sólo 6.8 cm). Estos sonidos pueden ser absorbidos por materiales más finos porque no requieren tanta profundidad para disipar su energía. Materiales como espumas acústicas delgadas o telas pueden absorber eficazmente los agudos.
Frecuencia del sonido
Cada frecuencia interactúa de manera diferente con los materiales dependiendo de su longitud de onda y energía.
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Frecuencias altas (agudos) y materiales porosos: Las frecuencias altas tienen longitudes de onda cortas y menos energía para atravesar materiales densos. Materiales porosos como la espuma acústica, la lana de roca o la fibra de vidrio absorben estas frecuencias con facilidad porque permiten que el aire pase a través de ellos, disipando la energía sonora en forma de calor por fricción.
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Frecuencias bajas (graves) y materiales densos: Los graves tienen más energía y una mayor longitud de onda, por lo que pueden atravesar o reflejarse en muchos materiales sin perder mucha energía. Para absorberlas, se requieren soluciones como:
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Materiales más densos: Los materiales como paneles de madera perforada o estructuras con gran masa pueden ayudar a reducir la transmisión de bajas frecuencias.
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Trampas de graves: Estas suelen ser paneles de gran espesor con materiales de absorción densa, ubicados en esquinas donde las ondas de baja frecuencia tienden a acumularse y generar resonancias.
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Colocación del material
La colocación de materiales absorbentes es fundamental para optimizar la acústica de un espacio. No basta con usarlos, sino que deben ubicarse estratégicamente en los puntos donde el sonido genera más problemas. Las primeras superficies donde las ondas rebotan, conocidas como puntos de reflexión primaria, deben tratarse con paneles absorbentes para reducir ecos y mejorar la claridad del sonido.
Las frecuencias bajas tienden a acumularse en las esquinas, por lo que ahí se instalan trampas de graves para evitar resonancias indeseadas. También es útil colocar materiales en techos y suelos, especialmente en espacios con mucha reverberación, utilizando paneles suspendidos o alfombras. El objetivo es lograr un equilibrio entre absorción y reflexión para que el sonido no se vuelva ni demasiado seco ni excesivamente reverberante.
Tipos de materiales absorbentes
Los materiales absorbentes se dividen en diferentes tipos según su mecanismo de absorción del sonido. Cada uno está diseñado para tratar distintas frecuencias y se utiliza según las necesidades acústicas del espacio.
Absorbentes porosos
Estos materiales atrapan las ondas sonoras en su estructura llena de pequeños poros y convierten la energía del sonido en calor a través de la fricción con el aire atrapado dentro. Son más efectivos en frecuencias medias y altas, ya que las ondas de menor longitud penetran fácilmente en ellos.
Ejemplos comunes incluyen la espuma acústica, la lana de roca y los paneles de fibra de vidrio, que se usan en estudios de grabación, auditorios y oficinas para reducir ecos y mejorar la inteligibilidad del sonido.

Absorbentes resonantes
Funcionan absorbiendo frecuencias específicas mediante la vibración de sus estructuras internas. Están diseñados para tratar principalmente frecuencias bajas, que suelen ser más difíciles de controlar con materiales porosos.
Entre los más utilizados están los paneles perforados, que combinan una superficie rígida con una cámara de aire para absorber ciertas frecuencias, y las trampas de graves, diseñadas para capturar las ondas de baja frecuencia que se acumulan en las esquinas de una habitación.

Absorbentes de membrana
Estos materiales utilizan una membrana delgada que vibra cuando es impactada por el sonido, disipando su energía sin necesidad de ser porosos. Son especialmente útiles para absorber bajas frecuencias sin afectar demasiado las medias y altas, lo que los hace ideales para equilibrar la acústica en espacios donde se necesita cierto nivel de reverberación.
Algunos ejemplos incluyen paneles de madera con cámaras de aire detrás y suelos flotantes, que se usan en estudios de grabación y teatros para controlar resonancias sin apagar demasiado el sonido.

Tras comprender cómo la absorción acústica ayuda a reducir la energía del sonido en un espacio, es momento de explorar la resonancia acústica. Este fenómeno ocurre cuando un sistema vibra con mayor intensidad a ciertas frecuencias, amplificando el sonido y afectando la percepción auditiva de un entorno.